viernes, julio 28, 2006

¡Buenos Aires 2050!


Buenos Aires 2050!
El 2010 ya no está de moda. A subirse al 2050!
Nosotros tenemos cerca el Bicentenario, y los argentinos también. Pero ellos no piensan en el 2010, sino en el 2050. No es de agrandados, sino de precavidos, y he aqui el porque: El 2001, la crisis les pegó duro a los Argentinos, claro, eran los europeos de Sudamérica. Poco a poco fueron saliendo de ella, pero a la vez se dieron cuenta que el futuro podía ser aún peor. Y no solo en lo económico. Con esto en la mira surge desde la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (FADU) y el Instituto Internacional del Medio Ambiente y Desarorollo América Latina (IIED-AL) la iniciativa Buenos Aires 2050. Esta iniciativa pretende detectar problemas actuales que puedan ser mayores a futuro en temas de ciudad, crecimiento urbano y sustentabilidad. Así, se fomentan soluciones y la discusión colectiva sobre el futuro que quieren los ciudadanos de su ciudad, y todos estan invitados a participar en foros, charlas y producción de material escrito.
¿Y como andamos por casa?: El Bicentenario se aproxima y nos preparamos para celebrarlo con obras emblemáticas: Nuevas Líneas de Metro, Transantiago, Parque La Aguada, El Chagual, Plaza La Ciudadanía, Nueva Biblioteca de Santiago, Portal Cerrillos, Ciudad Judicial, y un largo etcétera. Pero hemos pensado más allá del 2010? O en los problemas actuales, como el impacto de las autopistas urbanas (y quieren seguir construyendo…), la falta de areas verdes, las periferias, etc. Quizás es hora de hacer un Mea Culpa urbano de Santiago (y regiones) y prepararnos para el futuro.
A continuación, algunos de los problemas y propuestas de Buenos Aires.
Los edificios dependientes de energía se volverán carísimos e insostenibles para la mayor parte de la población. Por eso será necesario proyectar edificios sustentables cuyo diseño se adapte al ambiente y a las necesidades de la gente, que dejen entrar el aire y la luz, que conserven el calor en invierno, que se puedan ventilar en verano, sin necesidad de tanta calefacción ni aire acondicionado.
Subirá la temperatura promedio, en verano las máximas aumentarán un grado y en invierno dos. El frío intenso que teníamos hace unos años tiende a desaparecer. Y se prevé un aumento en la frecuencia de lluvias torrenciales. Esto es casi un pronóstico, un cambio climático irreversible. Además se elevará el nivel del río unos 50 centímetros aunque no implicará una inundación permanente. Eso sí, el alcance de las sudestadas será mayor y habrá más territorios inundados: la zona sur de la provincia de Buenos Aires y también Tigre, el Valle del Río Reconquista y Avellaneda tendrá que mejorar sus defensas.
Evitar el derroche de agua también será un objetivo: los edificios tendrán un sistema para reciclarla destinado al uso en inodoros, para lavar el auto o baldear la vereda. La otra posibilidad son los techos verdes: Funcionan como una esponja y son capaces de absorber la gran cantidad de lluvia que cae en poco tiempo, que es la que satura los desagües.
Las centrales de energía eléctrica cordilleranas no van a tener más nieve, la escala de producción de energía hidráulica va a cambiar. Esos cambios se van a trasladar al uso de energía. Si existe esa reconversión energética en las calles porteñas habrá menos ruido, menos contaminación, estarán más limpias, y habrá basura cero, pues se implementará un sistema de recuperación de materiales sin uso.
¿Edificios inteligentes? Son la antítesis de la sustentabilidad. Se les dio esa denominación a los edificios automatizados que dependen de controles y que, por ser automáticos, no responden a la forma de sentir del usuario. Su funcionamiento depende de la energía: un corte de luz y se acaba la inteligencia.
La tendencia será una ciudad adaptada al tránsito peatonal, con veredas más grandes, más transporte público y un servicio de subterráneos que llegará hasta el conurbano. Las restricciones al uso del auto serán necesarias. La alternativa para moverse dentro de la ciudad será la bicicleta. El uso de bicicletas hoy es una necesidad que no tiene respuesta, la tendrá en 2050. Una red de calles estará destinada a su uso y, como consecuencia, se valorizarán los edificios, sobre todo de oficinas, que faciliten el acceso de ciclistas con estacionamiento y duchas.
Fuente: Diario El Clarin

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