Los Tres - Hagalo usted mismo

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Se puede decir, con toda tranquilidad, que el regreso de Los Tres es promesa cumplida. La disolución de una de las bandas más influyentes de los noventa dejó pasmada a una generación completa que sólo quería más y más música, pero que tardó tiempo en conocer las razones del quiebre. Desgastes en las relaciones de los integrantes y más de un lío amoroso fueron los granos de arena que llevaron a la máquina de hacer música a un alto. El cual se interrumpe a seis años de “La sangre en el cuerpo”, último trabajo en estudio del grupo (descontando “Peineta”, compilados y álbumes en vivo), considerado el mejor de su carrera por los más eruditos de la historia de ésta banda.
Fichados ahora por el sello chileno La Oreja/Bizarro (su última casa discográfica fue Sony) y apoyados por una fuerte campaña publicitaria de la mano de Movistar (conocida por su deficiente señal), se promociona el lanzamiento del disco y recitales inaugurales en el Arena Santiago (ex Cúpula del Parque O’Higgins), siendo éste un éxito rotundo.
Pasando ahora al tema de marras, esta nueva producción nace a manos de la nueva encarnación de la banda, el trío Henríquez/Lindl/Parra en las cuerdas. El vacío dejado por Pancho Molina es llenado por Manuel Basualto, quien también colaboró con Henríquez en su disco debut como solista y es hermano del baterista de Los Bunkers. Este cambio en la formación (un trío más baterista de soporte) modifica todo lo que es la base rítmica de las canciones, alejándose completamente del tono jazzero de sus primeros temas (como por ejemplo “Pájaros de Fuego”), persiguiendo un poco la hebra de lo que fue “La sangre...”, pero siguiendo mucho más de cerca a la obra de Henríquez post-disolución (Pettinellis y su disco solista), aunque en una clave suave. A excepción de “Bip-bip” y “Camino”, el disco es calmo, fluye en una breve media hora, duración precisa. Dos canciones más y la cosa comenzaría a ponerse bastante aburrida.
Una de las mayores del resultado es la pulcritud de la producción. Con músicos de sesión renombrados como Steve Jordan en la batería, horas de experiencia en el estudio por parte de los chilenos y un productor que los conoce (Joe Blaney, quien trabajó con ellos en el “Unplugged”, “Fome” y “La sangre...”) habría sido imposible que algo saliera mal. Más aún con la colaboración de Emmanuel del Real (tecladista de Café Tacvba) en la producción de “Cerrar y Abrir”, “Bip-bip” y “Viento”, le confiere una sonoridad distintiva a estos temas.
El disco viene en un cuidado envoltorio Digipack en versión tríptico, con un librito con las letras y los saludos, y otro con recetas de Marcelo Cicali, de renombrada fama a causa de su farandulero restorán Liguria.
En cuanto a la pregunta que ronda en la mente de todos, ¿vuelven por dinero?, sólo el tiempo sabrá responder si en realidad llegaron para quedarse o es otra movida más de Álvaro Henríquez.


BAJALO ACA

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